Wednesday, August 6, 2008

JESUS Y LOS FARISEOS



Jesús y los fariseos
El grupo de los fariseos es uno de los sectores religiosos y políticos más mencionados en los evangelios. Jesús les hace una crítica severa (Marcos 11.18-26); y el apóstol Pablo se identifica como un líder destacado del movimiento (Gálatas 1.14; Filipenses 3.5; Hechos 23.6). Residían generalmente en Palestina, y eran muy influyentes en la comunidad judía.
En el período de insurrección de los macabeos, lucharon encarnizadamente contra la influencia pagana (1 Macabeos 2.42). El nombre parece derivarse de un verbo hebreo que significa separar, en referencia a la pureza ritual que profesaban; aunque algunos piensan que el mismo debe ser interpretado como los interpretes, aludiendo a la interpretación que tenían de la Ley.
En torno a este grupo judío, los estudiosos cuentan con tres fuentes básicas de información: los escritos de Josefo, la literatura rabínica y el Nuevo Testamento. En cada documento puede verse una perspectiva diferente del grupo; y la comprensión que se adquiera de ese sector judío dependerá en gran medida de la evaluación adecuada de las fuentes disponibles.
Josefo
El historiador judío Josefo, que escribió en griego, indica que el fariseísmo es una filosofía de vida, una forma de ser. En torno al grupo indicó: Los fariseos profesan un género de vida muy sencilla, sin ninguna concesión a la comodidad, y regulan su aprecio de los bienes por el juicio que les ha transmitido la razón, opinando que deben empeñarse en observar lo que ella les dicta (Antiguedades judías, XVIII, 2).
En su evaluación del grupo, Josefo los compara a los esenios y a los saduceos. De acuerdo al historiador, los fariseos eran un grupo muy influyente en la comunidad judía. Eran conocidos por las interpretaciones precisas y autorizadas de la Ley. Además, tenían sus propias costumbres y tradiciones, a las cuales eran muy fieles. Tenían un estilo de vida sencillo, e incentivaban las buenas relaciones entre los diferentes sectores de la comunidad.
En torno al tema del libre albedrío -que era fundamental entre los filósofos griegos- los fariseos, según el historiador judío, están entre los esenios y los saduceos, pues aceptaban la influencia de la providencia, al mismo tiempo que afirmaban la importancia de la voluntad humana. Creían en la inmortalidad del alma, y en el juicio en la vida venidera. Algunos fariseos se oponían al gobierno, mientras otros trabajaban con el Sumo sacerdote para mantener el orden establecido. Según Josefo, en el primer siglo de la iglesia habían como 6.000 fariseos. El mismo se identificaba como uno de ellos.
Literatura rabínica La literatura rabínica que hace referencia a los fariseos viene desde los años 200 AC hasta el 100 DC. Esencialmente esa literatura identifica a los fariseos con varios líderes judíos del primer siglo, particularmente con las escuelas de Hillel y de Shammai. El énfasis doctrinal estaba en la observancia estricta de la Ley, la pureza ritual, los diezmos y el sábado. De acuerdo a algunas referencias en la literatura rabínica, los fariseos eran eruditos que aceptaban la Ley oral y la escrita. Presentaban la Ley a la comunidad judía, y también velaban por su cumplimiento.
Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento los fariseos son generalmente identificados como los adversarios de Jesús. Sus enseñanzas, de acuerdo a los relatos evangélicos, presentan un estilo de vida judía diferente al propuesto por Jesús.
Según el Nuevo Testamento, los fariseos eran fieles seguidores de la Ley. En la teología, profesaban un gran interés ritual -pureza, diezmos, leyes de alimentación, sábado-, y diferían considerablemente con los saduceos en torno al tema de la resurrección (Hechos 23.1-8; Marcos 11.18-26). La fuerte crítica a los fariseos que se incluye en el Nuevo Testamento -son identificados como hipócritas y ciegos- debe ser entendida a la luz del contexto de polémica en el cual se desarrolló la vida de los primeros creyentes en Cristo Jesús.
Los fariseos
Los fariseos constituían un grupo político y religioso de mucha importancia en la época de Jesús: gozaban de gran simpatía y prestigio en el pueblo, y eran influyentes en las sinagogas. Además, afirmaban un estilo de vida estricto y sencillo, apegado a la Ley de Moisés.
Para entrar en el grupo era necesario un tiempo de prueba (que variaba de un mes a un año); se requería el compromiso de seguir las estrictas reglas religiosas que profesaban (Lucas 18.11-12). Generalmente eran gente humilde, virtuosa, irreprochable, pobre, desinteresada. Se preocupaban por liberar a su pueblo y ayudar a los pobres (cf. Mateo 6.2).
Agrupados por diversas tendencias teológicas y políticas, los fariseos se asociaban en grupos pequeños. El ideal era hacer del pueblo de Israel una nación santa (Exodo 19.6), separada de los pecadores (Levítico 11.45). Decepcionados con la familia de Herodes, pusieron su esperanza mesiánica en la observancia estricta de la Ley; siendo fieles a la Ley apresuraban la llegada del mesías.
La responsabilidad de la muerte de Jesús, de acuerdo a los evangelios, recae generalmente en los sacerdotes y los saduceos. Los fariseos no son mencionados en los relatos de la pasión de Jesús (excepto en Juan 18.3) y algunos, inclusive, asumieron abiertamente una defensa de Jesús (Juan 7.50; 9.16).
Jesús atacó duramente la interpretación farisaica de la Ley. De acuerdo al predicador palestino, la interpretación literal y estricta de la Ley no basta para entrar en el reino de Dios (Mateo 5.20). Los llamó hipócritas por no vivir a la altura de los valores éticos del judaísmo; es decir, enseñaban al pueblo la observancia de la Ley, pero no daban el ejemplo cumpliendo el espíritu de la Ley (Mateo 23.1-36). Escudándose en el conocimiento de las Escrituras, despreciaban a los pecadores, limitando de esa forma el amor de Dios hacia los sectores más necesitados de la sociedad (Lucas 18.11-14). Encerrados en una interpretación legalista de la Ley, no se percataron que Jesús era el Mesías.

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